miércoles, 27 de octubre de 2021

GUIENGOLA, ORGULLO ZAPOTECO. ARQUEOLOGÍA E HISTORIA


Acaba de publicarse un tomo en pasta dura que reúne todo lo que se conoce del mítico sitio arqueológico de Guiengola, Tehuantepec. Su autor es el arqueólogo del INAH-Oaxaca Enrique Fernández Dávila. Lo tenemos a la venta en nuestra librería de Colón 605, colonia Centro, Ciudad de Oaxaca, pero podemos enviarlo a cualquier parte de la república mexicana. Para mayores informes: klovis44@gmail.com

Reproducimos su portada. Es un tomo de 30x30 cm, en pasta dura y con peso de 3 kg, impreso a todo color, en papel couché semimate. Enseguida, reproducimos una reseña del Catálogo de Publicaciones en línea, del INAH, muy detallada, y los datos para su compra:




Zona arqueológica de Guiengola, en Oaxaca, revela al menos 85 unidades constructivas, entre otros secretos


Resultado de trabajos de mapeo y de conservación por las afectaciones del sismo del 7-S de 2017, se produjo Guiengola, Tehuantepec. Orgullo zapoteca


Es la primera vez, en 50 años, que un libro refleja la información referente a Guiengola, la cual dominó el sur del Istmo de Tehuantepec en el Posclásico tardío



Guiengola, cabecera zapoteca que dominó el sur del Istmo de Tehuantepec en los dos y medio siglos previos a la conquista, ha mantenido sus secretos bajo una espesa capa de selva baja, entre ellos, la existencia de al menos 85 unidades habitacionales, como han comprobado investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través de una prospección parcial del cerro homónimo donde se asienta.


Como señala el experto del Centro INAH Oaxaca, Enrique Fernández Dávila, el anterior es uno de los aportes más recientes y significativos sobre esta zona arqueológica, datos relevantes que se suman a información previa sobre su contexto regional que incluye el propio Istmo de Tehuantepec, pero también a los Valles Centrales y a la Mixteca Alta. Todo esto reúne en el reciente libro, Guiengola, Tehuantepec. Orgullo zapoteca.


La publicación del Centro INAH Oaxaca, editada por la prestigiada casa Carteles del Sur - Color Digital de Oaxaca, es un viaje que funde arqueología, historia y etnohistoria, a través de fuentes de los siglos XVI y XVII, las Relaciones Geográficas, los escritos póstumos de fray Francisco de Burgoa, y de viajeros y diletantes de los siglos XIX y XX. Además se incluyen fragmentos de estudios etnohistóricos realizados por Manuel A. Hermann Lejarazu, Alfonso Caso y Marteen Jansen, entre otros estudiosos.


En sus poco más de 400 páginas también se encuentra el estudio monográfico que hiciera en 1877 el ingeniero Manuel Fernández Leal sobre toda la geografía istmeña, base para la construcción del canal transístmico, proyecto inconcluso del gobierno porfirista. Punto y parte son los estudios arqueológicos de Edward Seler y del equipo norteamericano de David Peterson, responsable del primer intento de mapeo publicado, pues con anterioridad Guillermo Dupaix, Seler y la Sociedad Alzate, efectuaron mapeos de los monumentos.


El lugar del gran gallo 


Como indica el autor, Enrique Fernández Dávila, es la primera vez, en 50 años, que un volumen refleja buena parte de la información referente a Guiengola.  Asimismo, es una puesta al día de las  investigaciones, ya que entre 2006 y 2009, él lideró un equipo para ir más allá de la zona monumental; de esta manera, se exploraron cuatro de los 30 sectores en que se divide el Cerro Guiengola, el cual abarca aproximadamente 80 kilómetros cuadrados.


Este mapeo, consistente en recorridos de superficie y levantamiento de planos, se afinó durante los últimos dos años y medio, dando como resultado el registro de 85 unidades constructivas --que van de un puesto de vigía, a construcciones con más de 80 cuartos, caso de la conocida como “El paso del extranjero”--, en una zona que estuvo densamente poblada en el Posclásico tardío (1350-1521 d.C.), y que habría de seguirse explorando. 


Lo anterior apenas representa una parte del asentamiento del “Lugar del gran gallo”,  Danni Bere Guien’gola (conforme la interpretación del doctor Víctor de la Cruz, basado en el Diccionario de fray Juan de Córdova, s. XVI), que dominó todo el sur del istmo. Hoy en día, una zona arqueológica dentro del municipio de Santo Domingo Tehuantepec, integrada por una plaza de 4.5 hectáreas enmarcada por tres edificios: el Oriente, con 11 m de altura y un patio hundido; el Poniente de una altura similar al anterior y que desplanta sobre una gran banqueta, y una cancha de Juego de Pelota. 


Se trata de una arquitectura basada en la superposición de lajas que resulta particularmente sensible a los movimientos telúricos, como sucedió en septiembre de 2017, generando desplomes en paramentos de los cuerpos de las estructuras señaladas. Estas afectaciones fueron atendidas por un equipo coordinado por el arqueólogo, lo que implicó la capacitación de lugareños en las técnicas de construcción originales.


Acerca de su historia, Fernández Dávila comenta: “Es sabido que para 1350 d.C., cuando se funda Guiengola, la élite de gobernantes zapotecas de los Valles Centrales de Oaxaca, ya tenía planes para trasladarse a la región del Istmo de Tehuantepec. Propiciado en parte, por la presión que los mexicas ejercían sobre la Mixteca a fin de obtener más mano de obra y bienes, y por la propia incursión de gente de esta zona en los Valles Centrales”.


“Fue así que Cocijoeza, señor de Zaachila y quien dominaba Mitla, comenzó a dominar el Istmo de Tehuantepec mediante la construcción de grandes edificaciones y espacios amurallados con accesos restringidos. Esto continuó hasta 1492. De acuerdo con exploraciones hasta ahora realizadas, los monumentos de Guiengola revelan al menos tres etapas de construcción y un continuo ocupacional desde 1350, hasta la conquista española del Istmo”.


En 1519, año en que desembarcó la tripulación de Hernán Cortés en las costas de Veracruz, los mexicas buscaban incursionar en Tehuantepec, en búsqueda de ampliar una ruta que les llevara hasta la actual Guatemala para hacerse del control de la producción de cacao y de otros recursos del Soconusco. Entonces los gobernantes mexicas establecieron pactos con los zapotecas del Istmo a través de alianzas matrimoniales, por ejemplo, el sucesor de Cocijoeza desposó a una hija de Moctezuma II, una constante que venía de los tiempos de Moctezuma I y Ahuízotl.


Asimismo, una vez consumada la conquista española del Istmo, la descendencia de Cocijoeza pactó con la orden dominica, llamada a evangelizar el área, y le facilitó la edificación del hoy Exconvento de Santo Domingo, en Tehuantepec. Esta relación implicó el desplazamiento de otros grupos culturales de la región como los mixes, los huaves y los juchitecos originarios, entre otros.


Guiengola, Tehuantepec. Orgullo zapoteca, está profusamente ilustrado con la representación de arte parietal de la región y una colección sobre los tipos cerámicos del Istmo de Tehuantepec por épocas (elaboradas y realizadas a lápiz, tinta y acuarela por el artista plástico Jesús Heliodoro Antonio Domínguez); además se acompaña con un estudio somero de la fauna existente en la actualidad.


Fernández concluye que esta documentación implica la relativa a la formalización de los protocolos para su declaración como Zona de Monumentos Arqueológicos con base en la Ley Federal en la materia, de 1972, es decir, su delimitación oficial y la correspondiente para su certificación como área de conservación en el estado de Oaxaca, además de un plan de operación básico para la zona arqueológica.


Guiengola, Tehuantepec. Orgullo zapoteca puede adquirirse en el catálogo en línea  disponible en: https://bit.ly/3nqudYU, y en la tienda virtual del INAH.


Pero también puede adquirise en 

nuestra librería de Colón 605, centro Histórico de la Ciudad de 

Oaxaca. Nuestro correo: klovis44@gmail.com




Leamos el prólogo del libro y enseguida al índice:


Índice: