En esta edición se rescata no solo el texto de la obra teatral "Las Bodas de Cosijoeza, último rey de los Zapotecas", sino a su autor.
La publicación fue auspiciada por el H. Ayuntamiento de la Villa de Zaachila, urbe que es descendiente directa de la antigua Monte Albán. El promotor de esta edición es el arqueólogo Ismael Gabriel Vicente Cruz, quien ya ha publicado otras obras relativas al pasado prehispánico de tan importante comunidad.
"Las Bodas de Cosijoeza..." fue una puesta en escena escrita hacia la década de los 1930s por el Profesor Adolfo Velasco Martínez, pero fue montada durante uno de los Lunes del Cerro y ayudó a consolidar lo que hoy llamamos Guelaguetza, ese espectáculo sensacional con que la ciudad de Oaxaca se engalana dando paso a la música, danza y trajes regionales de sus regiones, con las que cada pueblo participante expresa sus alegrías.
La recuperación del libreto ha sido enriquecida con la colaboración de varios autores, cuyos textos analizan el fenómeno de dicha escenificación, que tuvo un enorme éxito en su momento, en la década de los 1940s. Uno de sus mayores logros es el abordaje de la biografía del autor, un intelectual de su tiempo cuyos trabajos y escritos se extraviaron casi totalmente de la memoria de Oaxaca, no se diga de Zaachila. Se recuperó también parte de la música, mediante una partitura. Hay observaciones del tema desde el punto de vista de la teoría de las artes escénicas. Hay explicación del mito que se fue construyendo a partir de personajes reales, de carne y hueso, históricos, como Cosijoeza y su boda con una princesa azteca.
Hay motivos para celebrar esta edición, por toda la información que aporta y las intenciones que se propone, a largo plazo, de hacer que Zaachila recupere un papel protagonista, creador de su propia riqueza cultural. Reproducimos enseguida su portada:
Introducción
Adolfo Velasco Martínez y las Bodas de Cosijoeza
a 90 años de su primera edición
En nuestra comunidad, sobre este valle, han nacido personajes importantes que le han dado mucha trascendencia y desarrollo a este pueblo de los valles centrales, se menciona y recuerda a los grandes músicos del siglo pasado como contemporáneos, importantes profesores, artistas y profesionales que no han dejado de sumar al enriquecimiento de nuestras costumbres, tradiciones y al mismo tiempo al reforzamiento de nuestra identidad. Prueba de ello, la literatura en el siglo pasado logró consolidarse y ser un referente estatal en la revalorización de nuestra identidad como pueblo zapoteco logrado gracias al trabajo del profesor rural Adolfo Velasco Martínez, incansable mentor de educación primaria en las regiones de la Sierra Sur, el Istmo de Tehuantepec y en la ciudad de Oaxaca. Su relación muy estrecha con el político Manuel Martínez Gracida pudo despertar el amor por su pasado y plasmarlo entre otros libros en su obra cumbre Las Bodas de Cosijoeza, ensayo escrito en el año de 1931 y afortunadamente reeditado en 1949, texto hecho a manera de obra teatral donde narra emotiva y épicamente el matrimonio en la época prehispánica de Cosijoeza (último señor principal de Zaachila) y Coyolicaltzin (hija de Ahuizotl, principal azteca) teniendo como referente principal el libro de El rey Cosijoeza y su familia, pero más que nada, en las tradiciones y costumbres de Zaachila que fielmente las vivió con gran respeto.
En esta ocasión hubo la oportunidad de indagar sobre este personaje muy notable del siglo pasado en Zaachila pero al mismo tiempo ignorado por muchas décadas. El primer acercamiento al texto fue en el año 2017 a partir de una plática impartida por parte del maestro Rodrigo Cruz Iriarte, acerca de la vida y obra del maestro Velasco Martínez en la Casa de Cultura de esta Villa de Zaachila; posteriormente en 2019, el maestro Cruz Iriarte me hizo llegar unas fotografías de su autoría tomadas al volumen editado en 1949, el cual se localiza actualmente en la Sala de Asuntos Oaxaqueños de la Biblioteca Pública Central en la ciudad de Oaxaca; este único ejemplar (en voz de Cruz Iriarte), son copias fotostáticas engrapadas que a bien fueron hechas para su consulta y al mismo tiempo conservar quizás el volumen original.
Posteriormente gracias a la atención del director de la Biblioteca Pública Central el maestro Guillermo Rangel Rojas, confirmé lo descrito por el investigador acerca de esta edición de mediados del siglo XX. No habiendo un ejemplar de la edición de 1949 y menos la de 1931, se hizo una transcripción con base en las imágenes proporcionadas por el maestro Cruz Iriarte, la cual serviría para tener una copia digital del material y utilizarlo solo para fines meramente de difusión dentro de la comunidad. Para el 2020 la administración municipal aceptó la idea de apoyar el montaje de esta obra teatral (Las Bodas de Cosijoeza) con base en el texto digitalizado para engalanar las fiestas de Lunes del Cerro de Zaachila, lamentablemente los tiempos y otras circunstancias no lo permitieron; lo que sí se logró, fue conocer a la maestra Dora Vera gracias al apoyo de personas desinteresadas quienes fungieron como enlace para saber más acerca de la vida y obra del maestro Ricardo Vera Castro, compositor de la música que acompaña al texto arriba referido y que en un apartado de este volumen conoceremos más a fondo. Conociendo el interés de esta dirección de cultura por la búsqueda del texto original de Las Bodas de Cosijoeza y como resultado de una plática en la primavera de 2020 con el profesor Sócrates Gilberto Maces Noriega director de educación, se logró acceder a una copia original de la obra editada en 1949 propiedad del profesor, a quien se agradece infinitamente ese gesto de colaboración. Teniendo este valioso ejemplar, se comenzó a gestar y aterrizar un proyecto de revaloración y difusión de obras de autores zaachileños del siglo pasado, gracias a la gente del cabildo municipal y personas entusiastas que creyeron en esta idea pionera en una administración municipal.
En este año 2021 y como pretexto al cumplirse noventa años de la primera aparición de este volumen, el Honorable Ayuntamiento de esta Villa de Zaachila encabezado por el contador público Cástulo Bretón Mendoza, reconoce por medio de la presente edición la gran labor y aportación para la literatura oaxaqueña del profesor Adolfo Velasco Martínez quien mostró su interés, talento y creatividad para dar luz a una de las obras referentes en la exaltación y la consolidación de la identidad oaxaqueña imperante en esos años.
Para lograr ese objetivo, la autoridad municipal se rodeó de un grupo de estudiosos y profesionales que sin dudar coincidieron y apoyaron a este gran proyecto impulsado por esta Dirección de Cultura, aportando desinteresadamente sus conocimientos convertidos en ensayos originales que nutren al volumen el cual se presente a continuación.
El primer texto está a cargo del doctor Jesús Lizama Quijano arduo investigador sobre la historia y desarrollo de la actualmente llamada Guelaguetza, su ensayo titulado Las Bodas del Rey: una aportación desde la Villa de Zaachila a la construcción de la identidad nacional; nos envuelve en las acciones y expresiones artísticas desarrolladas en la puesta en escena de 1949 en la Rotonda de la Azucena, que por el estilo y cuidado del montaje que impresionaron a los miles de asistentes. Además reconoce el talento y dedicación de Velasco Martínez por aportar con su conocimiento, la conservación de la memoria del pasado prehispánico oaxaqueño a través del libreto, imperante es esa época postrevolucionaria y la construcción de la identidad nacional.
El maestro Francisco Rodrigo Cruz Iriarte en su ensayo titulado Adolfo Velasco Martínez: un personaje zaachileño olvidado, nos da una lectura del devenir histórico de los descendientes del señor principal Cosijoeza, y del apellido Velasco que sustituyó a Gabriel debido a la tradición familiar y oral en la comunidad sugerida por el historiador Manuel Martínez Gracida; al igual nos ofrece por primera vez datos precisos e importantes de la vida y obra del profesor Velasco Martínez de manera cronológica que hasta ahora eran desconocidos por muchos paisanos.
Posteriormente, el maestro Rodrigo Vargas Díaz, en su ensayo titulado Las bodas de Cosijoeza, un teatro popular basado en la identidad; nos presenta un minucioso escrito sobre el quehacer artístico desarrollado en la vida del México y en particular en la de Oaxaca postrevolucionaria, donde la única intención era encontrar esos elementos que darían orgullo e identidad. Para lograr tal enmienda, se convocó a todos los mentores de Oaxaca quienes tenían el conocimiento además de las materias primordiales, la capacidad de organizar y conformar a grupos representativos de cada uno de las regiones, que a la postre fuera un referente en el discurso nacionalista en las fiestas del llamado homenaje racial. Dentro de este contexto, Vargas Díaz, nos habla de la trama y el conflicto donde se mueve la obra Las Bodas de Cosijoeza, protagonizada por personajes de familias reales y poderosas y al mismo tiempo rivales.
Para cerrar esta serie de ensayos, la maestra Dora María Vera Esperanza, por primera vez conocemos la obra y vida del profesor Ricardo Vera Castro brillante músico, filántropo, gestor, catedrático y apasionado por la lectura. En este ensayo nos dan cuenta de la trayectoria musical y docente de un personaje clave en la conformación de grupos musicales como la Filarmónica Oaxaqueña de Bellas Artes así como la colaboración para elaborar el plan de estudios para la Escuela de Música y Declamación llamada después Escuela Oaxaqueña de Bellas Artes a partir de 1950. Su vocación de servir lo llevó a ser director de la Biblioteca del Estado donde también impartió clases de archivo y posteriormente fue miembro del Ateneo Oaxaqueño “Adalberto Carriedo” y de la Sociedad de Geografía y Estadística. Su talento lo llevó relacionarse con Velasco Martínez; quien a partir de la obra Las Bodas de Cosijoeza, pudo concebir la obra sonora del mismo nombre integrada por seis danzas y dos coros destinados exclusivamente a cada una de las escenas de la obra teatral. Sin duda esta composición musical fue la más importante del profesor Vera Castro en su notable carrera musical.
Finalmente agradecer a cada una de las personas involucradas en el proceso organización, edición e impresión de este volumen. Un reconocimiento al cabildo municipal de esta Villa de Zaachila 2019-2021 por la confianza, respaldo y cooperación. Al profesor Sócrates Gilberto Maces Noriega (†) quién fungía como Director de Educación del H. Ayuntamiento, por el préstamo desinteresado del material original de las Bodas de Cosijoeza editado en 1949, sin ese volumen, el presente libro dejaría muchos huecos históricos. También agradecer sus pláticas, anécdotas, sugerencias siempre a favor de la cultura de nuestro Zaachila. Mención especial a la maestra Carmen Velasco Hernández quien amablemente colaboró con reflexiones acerca del texto de su tío abuelo el maestro Velasco Martínez, y atinadamente compartió anécdotas familiares. Agradecer a cada uno de los ensayistas por el tiempo dedicado a la preparación de sus textos, la paciencia y espera para que este volumen viera la luz. A la familia Vera Bourguet por compartirnos parte de su acervo familiar consistente en las partituras y material fotográfico utilizado en este volumen. Por supuesto al licenciado Claudio Sánchez Islas y la licenciada Martha Vila Cueto de Carteles Editores por la dedicación, paciencia y pasión en la producción de este volumen. Reconocer a cada uno de los compañeros de la Regiduría de Educación, Dirección de Educación y Dirección de Cultura, profesor Andrés Alfonso Benítez Torres, al profesor Sócrates Gilberto Maces Noriega (†), Virginia Chimil Sánchez, Vicente Daniel Ángeles Sebastián, Cristian García Torres, Adriana Lorena Mejía Martínez, Miguel Ángel Cervantes Vargas, y David Torres Silva por el apoyo incondicional para que este proyecto viera la luz.
Ismael Gabriel Vicente Cruz
Invierno de 2020
Para rematar, agrego el texto con que participé, respondiendo así a la invitación que tan amablemente me hizo el arqueólogo Ismael Vicente. Esperando que aporte mayor interés a la edición, que puede conseguirse en Zaachila, precisamente.
Zaachila: de la contemplación a la acción
Claudio Sánchez Islas
Carteles Editores
¿Sirve para algo la historia? ¿Qué utilidad puede extraerle Zaachila, que tiene tanta?
El “buen provecho” de la Historia dependerá de quién la lea, mucho más que de quien la escriba. Si mueve a la acción social del lector, los historiadores sabrán que su árbol dio buenos frutos. De algo así trata este esfuerzo editorial encabezado por el primer arqueólogo titulado que ha aportado el municipio de Zaachila, Ismael G. Vicente Cruz.
Pasemos ahora a una pregunta concreta para la Historia de Zaachila y los estudiosos que la abordan desde distintas disciplinas académicas: ¿Sirve para algo hacer la remembranza de la legendaria boda de Cosijoeza con Coyolicaltzin? ¿No es solo folclor? ¿Hay algo más que una expresión exaltada de la estética del “nacionalismo revolucionario”, que se está rescatando del olvido mediante este libro?
La primera vez que supe de la existencia de Las bodas de Cosijoeza fue en 2012, cuando investigaba el contexto histórico del complejo simbólico: Lunes del Cerro–Guelaguetza. Concluí que era una obra maestra de la identidad oaxaqueña como patrimonio cultural, porque había conseguido unir en una única representación escénica los sentimientos del mito con los conocimientos académicos. El desarrollo coreográfico vino a ser el “libro abierto” que las masas conocían “de corazón”. A este vigor colectivo se sumaron los conocimientos obtenidos por la historia, la arqueología y la etnografía, los cuales eran francamente muy pocos y dispersos hacia 1931. No obstante ser algo muy difícil de lograr, si no es que imposible, consiguieron darle un giro a los sentimientos sociales de gobernantes y gobernados, dirigiendo su interés hacia las profundidades de su propio pasado, imprimiendo en aquella simbiosis altas dosis de exaltación patriochica, pero sobre todo el germen de la investigación metodológica por las ciencias sociales, que comenzaron a vernos a los oaxaqueños con otros ojos y alcances.
En 1949 se escenifica por primera vez en el Lunes del Cerro “Las bodas de Cosijoeza, con música autóctona de estilo precolombino”, basada en el guión que escribiera el zaachileño Adolfo Velasco Martínez. A raíz de su irrupción en 1932, las fiestas de los Lunes del Cerro habían convertido a la capital del estado en el núcleo dinámico del carácter autóctono, que de ser tan diverso entre sí, se pensó que tendría algún sentido, alguna dirección, alguna fuerza colectiva, pero unitaria –esto es lo importante–, respecto al devenir de Oaxaca. Como ya se sabe, se le tituló “Homenaje Racial”, pues el concepto de raza no se circunscribía solo a las características genéticas de un pueblo, sino a su cosmovisión entera. Aquel “Homenaje Racial” fue una obra maestra colectiva de los intelectuales de la Ciudad de Oaxaca en su tiempo, algunos de ellos hablantes, pensantes y sintientes de su lengua materna, por ejemplo don Policarpo T. Sánchez, mixteco de Tejupan, y Genaro V. Vásquez Quiroz, zapoteco de Jaltianguis, Ixtlán.
En este libro el lector verá relacionados estos nombres, fechas y circunstancias en donde germinaban al unísono la historia con el mito. Por ello se buscaba el aliento de obras como Las bodas de Cosijoeza, pues traían unos aires de mitología, muy necesarios para que el ánimo colectivo tuviera motivos para remontar las secuelas económicas de los terremotos de 1928-1931 y los políticos de la Revolución mexicana, que por entonces buscaba hacer lo mismo que nuestro “Homenaje…”, pero a nivel nacional, dándole un solo destino social-ideológico al país, que apenas comenzaba a conocer la paz generalizada. Oaxaca lo consiguió de esa manera, con el ingenio de intelectuales –muchos de ellos profesores– que habían sido educados en el positivismo afrancesado, durante el porfirismo, que entre sus facetas tuvo la de volver los ojos hacia el pasado prehispánico, idealizando mayormente el rol del pueblo azteca, hasta entonces el mejor estudiado por la arqueología. Por analogía, Oaxaca abrazó como suya aquella identidad mexica, pero los avances en los estudios académicos han ido poco a poco sacando a la luz las particularidades zapoteca y mixtecas remotas y presentes. El caso de las Bodas de Cosijoeza tiene esa mezcla de leyendas, pues Coyolicaltzin, la novia mítica, era hija del Señor azteca, mientras el contrayente, era el Señor de los zapotecas.
Quisiera dejar en claro que, desde mi punto de vista, este libro tiene una utilidad social para Zaachila, que es la siguiente: Zaachila debe comenzar a prepararse para albergar las joyas prehispánicas que se hallen en otras partes del país, pues es en su tierra donde cobrarán todo el sentido que tienen. Deben trabajar en la construcción de consensos, en la consolidación de una generación de académicos nacidos en su terruño, deben poner en su agenda la meta de construir el gran museo que les muestre a ellos y al mundo, la riqueza de su historia y la de sus tradiciones, sentimientos y devociones. Me haría muy feliz que a partir de estas publicaciones comenzaran los mismos pobladores de Zaachila a darle un giro a su historia, teniendo una meta, un propósito, un espacio físico y simbólico donde vuelvan a integrar el vigor del mito fundacional –Las bodas de Cosijoeza–, con el rigor que la arqueología, la etnografía y los demás estudios de las ciencias sociales han comenzado a hacer allí.
Concluiré dando respuesta a mi pregunta inicial: ¿Sirve para algo hacer la remembranza de la legendaria boda de Cosijoeza con Coyolicaltzin? Conozco Zaachila poco, pero ese poco me señala sin que me quepa una sola duda, que Zaachila tiene una luz propia que deslumbra a los forasteros como yo, pero que no debe cegar a los hijos de ella, para que con la palanca que la Historia les ha venido proveyendo, den el esperado giro que requiere su profundo legado, que debe volver a iluminar su patria chica. La recuperación de Las Bodas de Cosijoeza espero que sea para los oaxaqueños ese resorte que nos haga pasar de la contemplación de un espectáculo a la acción sobre metas concretas: un Museo arqueológico y antropológico de gran aliento. Tienen con qué, siendo los herederos de Monte Albán.
Excelente reseña, el Profesor Adolfo Velasco Martinez es padre de mi suegro Sr. Adolfo Velasco Casas
ResponderEliminarDonde puedo adquirir copias del libro?
Gracias