domingo, 10 de marzo de 2013

CRONICA VISUAL DE EJUTLA DE CRESPO

Marisa Pertierra Altamirano, autora de este volumen, se nos reveló como una acuciosa historiadora de la fotografía en Oaxaca, además de cronista de su tierra natal: Ejutla cuyo apellido adorna el nombre de un héroe de la guerra de Independencia: Manuel Sabino Crespo.
El viernes 1 de febrero de 2013 presentó su investigación y no se había visto tal tumulto y barullo para recibir un libro.
El tomo tiene todo para ser un libro de colección: Mide 28.5x22 cm en formato apaisado. Consta de 284 páginas impresas en duotonos sobre papel couché mate de 150 gr. La encuadernación obligada era pasta dura estilo "cartoné". La portada es un tritono. La impresión en offset hace resaltar hasta el más mínimo detalle de cada una de las fotos incluidas, que deben ser unas 600.
Sin otros preámbulos, veamos su impactante portada, que le da el aire de álbum fotográfico familiar.


Marisa Pertierra es Diseñadora Gráfica. Tiene una maestría y se dedica ahora a la enseñanza del Diseño en la Universidad Mesoamericana campus Oaxaca. 
Hacer esta investigación le tomó años y lograr que fuera editado otro tanto. Aparecen como coeditores CONACULTA y la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca. A Carteles Editores le correspondió el privilegio de hacer que este libro además de histórico resultara lo más bello, nítido y apasionado posible. Seguramente por eso durante la presentación fue como ya dije y a su término los manotazos no se hicieron esperar para poder conseguir un ejemplar, ya que solo esa noche se destinaron unos cuantos  para obsequiarlos, pero ¿quién iba a pensar que llegarían unas 400 personas al ex claustro de San Pablo?


Aquí la autora fue captada en el techo de la nave de la iglesia. El pequeño valle de Ejutla aparece al fondo. Marisa Pertierra fue la primera diseñadora gráfica titulada que ejerció su profesión en Oaxaca, al inicio de los años noventas del siglo pasado.

Su libro consta de 7 capítulos: 
1.Ejutla de Crespo. El centro y sus edificaciones. 
2.Las calles Porfirio Díaz y Manuel Sabino Crespo.
3.El ferrocarril y otros transportes en Ejutla.
4.Los ejutecos entre dos centurias.
5.Las fiestas del Lunes de Cerro ¡Ya llegaron los de Ejutla!
6.La fotografía en Ejutla 1880-1980. Algunos fotógrafos ejutecos.
7.Álbum de Ejutla de Crespo.

A todos anteceden la Introducción cuyo texto es el siguiente:

INTRODUCCION

Hace algunos años por motivos de trabajo tuve que diseñar la portada de un libro sobre poesía oaxaqueña del siglo XIX, por lo que me vi en la necesidad de buscar imágenes que plasmaran a la burguesía pueblerina oaxaqueña de aquel tiempo. En Ejutla acudí con doña Lupita Aragón, quien generosamente me mostró y facilitó sus fotografías. Mirarlas con detenimiento fue toda una revelación porque esas imágenes y escenas contestaban a muchas de las interrogantes que me había planteado desde la infancia, cuando caminaba por el pueblo, me identificaba y relacionaba con sus calles, casas, barrios y personas: las que aún vivían o aquellas cuyos nombres están grabados en las lápidas de los sepulcros del panteón municipal.

El material fotográfico que poco a poco llegó a mis manos disparó mi curiosidad y ésta se transformó en una pasión, en una búsqueda personal de fotos y de testimonios verbales que aceleraron mi imaginación; las viejas historias que escuché se materializaron y colorearon en diversos tonos sepias y grises. Ahí estaban, congeladas en el tiempo como estatuas del pasado los espacios públicos y privados, de mujeres y hombres que con sus vivencias cotidianas construyeron la historia de la ciudad de Ejutla de Crespo, Oaxaca a fines del siglo XIX y más de la mitad del siglo XX. Cada nuevo hallazgo era un documento, un texto visual rico en imágenes, contenidos, detalles y mbolos que explican el ser y quehacer de una comunidad. Tiempo después, en pláticas con mi mamá y mi hermana Leticia consideramos la importancia de hacer un libro sobre nuestro pueblo, sin que fuera una historia oficial de héroes y villanos sino de la vida real de una ciudad que tuvo y tiene una personalidad propia y en la que mi familia y yo formamos parte de su cotidianeidad.

Durante casi seis años y con mucha paciencia, me di a la tarea de realizar este libro para conocer y contar la historia colectiva de la ciudad de Ejutla. Debido a mi formación profesional –diseñadora gráfica– me propuse elaborarlo de una manera iconográfica y emotiva, donde el lenguaje principal fuera la imagen fotográfica y aunque ésta ocupa el lugar protagónico se acompaña con textos informativos que la contextualizan. Utilizar la imagen visual es un reto pero es cierto que conocer con imágenes es una forma de aprendizaje estético y diferente comparando a las palabras de Aristóteles: “Hay que tener cuidado cuando se dice que las imágenes son inferiores a las palabras. Si las palabras son incapaces de darnos todo el sentido que contienen, las imágenes no es que sean inferiores sino es que son diferentes”. Aclaro de antemano que es mi interés presentar el valor de la fotografía como un testimonio histórico y cronológico de la vida común de una pequeña ciudad de los Valles Centrales de Oaxaca y no desde una perspectiva artística o técnica; por todo lo anterior, en este libro, en ocasiones se sacrifica el diseño editorial en aras del protagonismo de la imagen.

Para la realización de esta investigación, visité y me entrevisté con familias y personas ejutecas radicadas tanto en Ejutla como en la capital Oaxaca y en otros lugares del país. Todas ellas tuvieron la confianza de prestarme sus materiales, incluso sus álbumes completos; su participación fue sumamente prolija como proveedores de fotografías y de informaciones sustantivas. Digitalicé carpetas completas de retratos e incluí las narraciones que me prodigaron diversas familias, relacionadas con casi 100 años de temáticas: de 1880 a 1980. Para contextualizar y validar las informaciones verbales y visuales recurrí a la Sala de Asuntos Oaxaqueños de la Biblioteca Pública Central, la Hemeroteca Néstor Sánchez, el Archivo del Poder Ejecutivo del Estado y la Fundación Bustamante Vasconcelos, lugares donde encontré siempre disposición y apoyo profesional.

Con toda la información anterior sustenté el trabajo con tres premisas fundamentales: la primera, que todo el material compilado fue proporcionado directamente por los dueños y descendientes de los referentes. La segunda, que estos materiales estuvieron acompañados por testimonios orales, datos importantes y reveladores de la vida familiar que se enlazaba con la vida social. La tercera, que es importante realizar un rescate histórico-visual, ya que algunas de estas fotografías están en muy malas condiciones y otras tantas se van a perder cuando fallezcan sus actuales poseedores y con ello todos perderemos parte de nuestra historia.

En la selección de temas e imágenes dividí el trabajo en dos partes, en la primera se abordan tópicos relevantes para el conocimiento histórico y común de los ejutecos como: el centro de la ciudad y dos de sus calles (por ser las más largas), la importancia del ferrocarril a inicios del siglo XX, así como los temas de las gentes del pueblo, el Lunes del Cerro, el teatro y la fotografía en Ejutla de Crespo. En la segunda parte, se presenta un álbum fotográfico donde se muestran las más diversas actividades que los ejutecos realizaron durante casi un siglo y que fueron registradas por la cámara fotográfica.

Considero que la obra no deja de ser una mirada personal llena de prejuicios románticos, porque las imágenes antiguas nos producen emociones nostálgicas que nos transportan al pasado, lo que fue y ya no existe. La mirada se torna elitista porque las clases sociales se evidencian en los planos, las composiciones y los enfoques fotográficos; lo anterior nos lleva a adoptar una visión idealista, porque lo que observamos en muchos casos son los mejores momentos de los ejutecos que la cámara captó y podemos suponer de manera positiva y optimista que todo pasado fue mejor. Aún así es un hecho que cada uno de los lectores de las imágenes e informaciones les dará una mirada personal. Por lo anterior este libro tiene una doble lectura, en primera una lectura de imagen que abarca la denotación o lo que veo en la fotografía (edificaciones, personajes, paisajes, muebles, vestimentas, objetos, etc.) y la connotación o lo que interpreto, significo e imagino de la misma; y en segundo lugar, el texto escrito que nos complementa y contextualiza en un tiempo y espacio llamado Ejutla de Crespo, Oaxaca.


                       La autora.



MARAVILLOSAS FOTOGRAFIAS

Puesto que es un libro ricamente ilustrado con fotografías que en conjunto dibujan una línea del tiempo de más de un siglo, agregaré unas cuantas fotos obtenidas al azar de cada uno de sus capítulos, a modo de invitación para que el lector interesado acuda a la Secretaría de Cultura de Oaxaca y lo consiga. Ignoro aún si estará disponible en librerías, pero es el tipo de libro que debería estarlo.



Esta es una de las más antiguas de las fotos que contiene, tomada entre 1880-1890. Se ve la plaza y en segundo plano la iglesia y a su costado el portal del palacio municipal.


Los niños Ernesto y Guillermina Pérez Díaz, en 1908. El niño porta en su mano izquierda una locomotora de juguete.




El ferrocarril fue el símbolo del progreso de Ejutla y toda la comarca, pues a través de él iban y venían mercancías, pasajeros, modas, cámaras fotográficas y fotógrafos. Cuando se canceló este medio de comunicación, comenzó la decadencia...


Entonces empezó el predominio de los vehículos de motor a gasolina y diesel, como este Willis...


O este otro carrazo al que el pueblo –asienta la autora– bautizó como "robagallinas" y que cumplió diversas funciones: transporte familiar, ambulancia, carro alegórico y para "raptos amorosos"...


Este libro registra la presencia de los ejutecos en diversos episodios históricos, como don Enrique Brena Vázquez, uno de los principales jefes de "cuerudos", aquella milicia que tuvo participación en algunos momentos de la revolución mexicana...


Autorretrato de José R. Pagola, 1888, uno de los primeros fotógrafos que llegaron a Ejutla. Algunas de sus imágenes enriquecen este libro...



Otro ejuteco caballerango perfectamente bien atildado captado magistralmente por el fotógrafo...


Ejutla es una ciudad muy devota. En este retrato de cuerpo entero, el fotógrafo captó al P. Simeón Tereso Frías, admirado en aquella ciudad donde compartió su esmerada educación y su gusto por la ópera y el teatro, artes con las que formó grupos juveniles y sensibilizó sus almas...



La vida en Ejutla tuvo glamour y la influencia de las grandes capitales de la moda y la etiqueta. Habitaron allí muchos extranjeros atraídos por la explotación minera y el comercio...


Las bellas jóvenes hallaron en el billar un entretenimiento sin complejos... Lilia Villasante, Josefina Spíndola y Chico Pérez, matan el ocio en 1944... Uno de los mayores aciertos de Pertierra fue identificar –cada vez que se pudo– a cada una de las personas retratadas...


Conchita I, Concepción Pérez Monroy, fue elegida Reina de las Fiestas Patrias en 1956. No obstante su  gran porte, se destaca aquí el retrato que se hizo en la ciudad de México con el célebre fotógrafo Herrera, retratista de las estrellas del celuloide como María Félix y María Victoria...




Foto oficial de la reina Fina I y su corte de damas y caballeros: Eva Rivera, Emma Castañeda, Angélica González, Lolita Pérez y sus respectivos chambelanes Manuel García, Carlos González, Beto Larrañaga, desconocido, Gonzalo Hernández Zanabria (quien llegaría a ser un destacado intelectual décadas más tarde) y los pajes Fausto Calvo y Javier Canseco. La toma es de las fiestas patrias de 1931...


No todo era diversión. Los oficios como el de zapatero se transmitía así entre el maestro y sus aprendices varones...


Para las mujeres había los propios, como éste de costura y confección...


Y si antaño debían confeccionar este tipo de ropa, ahora la búsqueda de una nueva identidad las preparaba para diseñar el atuendo con el que se identificaría en adelante a Ejutla...

La búsqueda de una nueva identidad


Pareja de chenteños formada por Silvia Reyes y Javier Ramírez, un "pícaro" que hizo famoso el jarabe que ejecutaban en el Lunes del Cerro de Oaxaca porque "robaba" besos a las muchachas... Escuchar "¡Ya llegaron los de Ejutla!" equivale aún hoy a que ya llegó toda la alegría posible...

Marisa Pertierra recoge testimonios invaluables sobre el origen del baile, su atuendo y la aportación que hicieron a la Guelaguetza...


Pero fuera de esta bien lograda identidad cultural, Ejutla cayó en el siglo XX en el estancamiento económico y aun en la decadencia general, situación que la autora no deja de señalar. En esta curiosa foto aparece el gobernador Rodolfo Brena Torres, quien había nacido en Ejutla, durante una gira por su tierra en 1965. Cubría para el diario Carteles del Sur la información el periodista Néstor Sánchez Hernández –señalado con una manita roja. Don Néstor es mi padre y fue el fundador de esta casa editorial... Fruto de su trabajo de reportero fueron varios reportajes bien documentados que se publicaron en su revista Oaxaca en México, bajo el pseudónimo de "Juan Veras"... 



Cerremos esta brevísima reseña con la foto familiar de los Pertierra Altamirano, tomada en 1974. La autora está de pie y es segunda a partir de la izquierda. 

Crónica Visual de Ejutla de Crespo se ha convertido ya en una fuente obligada para historiadores de la fotografía y desde luego para los autores que hagan la historia de Oaxaca desde 1880 hasta 1980. Se propone la autora dar elementos de análisis suficientes que lleven a los propios ejutecos hacia la autocrítica para que puedan retomar un camino de progreso y bonanza que tanta falta le hace a tan interesante ciudad que tenía entre sus baúles este tesoro gráfico que Marisa Pertierra Altamirano nos ha obsequiado. 
¿Qué más sorpresas nos reserva Ejutla?