sábado, 30 de noviembre de 2013

MUJERES (DE OAXACA) DE AYER PRESENTES HOY

El Archivo Histórico Municipal de la Ciudad de Oaxaca "Manuel R. Palacios" nos ofreció un insólito pero hermoso lote de postales con retratos de mujeres vecinas de esta ciudad, quienes para sustentar un trámite oficial cubrieron el requisito de llevar su fotografía al Municipio, en su momento... 

Es la historia del siglo XX reflejada en el rostro, en el atuendo, en el peinado, en el oficio o profesión, en el garbo y en la sencillez de distintas mujeres que trabajaron en esta ciudad. 
Son rostros que cuentan una larga historia en muy pocas palabras...

Con la autorización de su Directora, Maestra Nora Cedeño, reproducimos en esta entrada la colección de postales dada a conocer durante la inauguración de la exposición titulada 
"Mujeres de ayer, presentes hoy" 
que se exhibe en la Biblioteca Francisco de Burgoa del Centro Cultural Santo Domingo.

Las imprimimos en Carteles Editores y nos dimos cuenta de su enorme valor histórico, así es que abrimos este espacio para contribuir en su merecida divulgación por internet. La exposición fue promovida por Susana Pérez Guerrero, directora del Instituto Municipal de las Mujeres y tiene como una de sus finalidades concientizarnos sobre la no violencia contra la mujer, cuyo día internacional fue el pasado 25 de noviembre.

Las hemos ordenado por fechas, empezando por las más antiguas. Sólo pondremos como pie el mismo que trae cada postal en su reverso. Acaso agregaremos uno o dos comentarios adicionales, pero irán en un color diferente para indicar que son opiniones nuestras... Iniciamos en 1924 y concluimos en 1966:

Hortensia Azcoytia, 1924.
AHMCO, Secretaría, Libro de registro de empleados municipales.
(Escribiente de Contabilidad), foja 26.

Jacinta Sumano viuda de Elton, 1924.
AHMCO, Secretaría, Libro de registro de empleados municipales.
(Oficial segundo), foja 7.

Rosa Ramírez, 1924.
AHMCO, Secretaría, Libro de registro de empleados municipales
(Escribiente de la sección de Recaudación), foja 16.


Rosaura P. viuda de Pombo, 1924.
AHMCO, Secretaría, Libro de registro de empleados municipales
(Celadora del Hospicio de la Vega), foja 110.

Ysaura Velásquez, 1924.
AHMCO, Secretaría, Libro de registro de empleados municipales
(Vigilante de bebidas y comestibles), foja 88.

Carolina Navarro viuda de Prieto, 1925.
AHMCO, Secretaría, Libro de registro de choferes.
(Conductora de automóvil), foja 21.

Lucía Santaella, 1925.
AHMCO, Secretaría, Libro de registro de choferes.
(Conductora de automóvil), foja 42.

Ysabel San Germán viuda de García, 1925.
AHMCO, Secretaría, Libro de registro de choferes.
(Conductora de automóvil), foja 31.

Este retrato ofrece más información de la que a simple vista se capta. 
Porta con gran donaire el estilo "flapper": cabello corto, fleco, encintado, adiós corsé, largos collares y faldas cortas... (no tan cortas, tampoco).
A ella se le concedió la primera licencia de conductora en este municipio, cuando contaba con 19 años de edad...
Era el retrato de la mujer sin complejos que fumaba y bebía y conducía autos a gran velocidad... Curiosamente este retrato presentó doña Ysabel para respaldar su solicitud de licencia para manejar.
Era el estilo de mujer joven y de clase alta en los 20s en Oaxaca. ¡Qué maravilla!
Además las muchachas San Germán tenían una fama de guapas que para qué les cuento...
Pique aquí para irse a un link interesante si desea abundar en el tema de las "flappers":

http://es.wikipedia.org/wiki/Flapper#Or.C3.ADgenes

Casilda Flores, 1926.
AHMCO, Secretaría, Libro de registro de comerciantes, foja 100.

Nuestra popular horchatera y quien diera fama internacional a esta ciudad y tanto ayudara a los estudiantes del Instituto, y además participara en las revueltas populares en contra de los gobiernos que nos aumentaban los impuestos a lo menso, aparece aquí muy joven y, en la medida de sus posibilidades, muy bien arreglada: un discreto pero femenino juego de collar y aretes resaltan su personalidad, pero sin duda lo que más la hace lucir es su gruesa trenza. 
De hecho nunca cambió su peinado pues era su identidad popular.
Para cuando se tomó esta foto ya pertenecía a una familia donde el matriarcado zapoteca era la norma. Con el tiempo consolidaría una leyenda que ahora perpetúan sus nietas con sus famosas 
"Aguas de Casilda", que aún siguen siendo la cara amable de nuestra vieja ciudad.


María de Jesús Sandoval, 1941-1942.
AHMCO, Secretaría, Registro de empleados municipales
(Vigilante de prostitución), foja 14.

Josefina G. viuda de Quiroz, 1949-1950.
AHMCO, Secretaría, Registro de empleados municipales
(Administradora del asilo), foja 23.

Faustina Alcázar Contreras, 1951.
AHMCO, Secretaría, Registro de policías (Regidora), foja 2.

Señorita Sara Brena Torres, 1951-1952.
AHMCO, Secretaría, Registro de funcionarios municipales (Regidora), foja 3.

Trascendió la fama de bella de esta dama oriunda de Ejutla de Crespo. Debió haber sido de las primeras mujeres regidoras en Oaxaca... Su hermano Rodolfo llegaría a ser gobernador del estado una década más tarde...

Profesora Teresa Luna Vargas, 1953-1956.
AHMCO, Secretaría, Registro de funcionarios municipales (Regidora), foja 5.

Tuvo fama de ser una poeta muy fina y muy romántica desde finales de los 20s.
Por lo visto, también tuvo una vida política que desconocíamos.


Profesora Margarita Martínez viuda de Martínez, 1957-1959.
AHMCO, Secretaría, Libro de funcionarios municipales (Regidora propietaria), foja 4.

Genoveva Medina de Márquez, 1962.
AHMCO, Secretaría, Registro de empleados municipales (Regidora), foja 13.

Tuvo siempre relación con la militancia política desde que encabezó en el mercado
a un sector de locatarias. Sin embargo lo más destacable para nuestra historia local es que diseñó
los elementos del traje de la china oaxaqueña tal como lo conocemos ahora,
ya que era costurera y muy apegada a su origen popular cuyo núcleo era el mercado Juárez Maza.
Su hija doña Lidia sigue con esa tradición.

Lidya Robledo Velázquez, 1962.
AHMCO, Secretaría, Registro de empleados municipales
(Archivista estadígrafo), foja 32.


María Elena Ortiz de Martínez, 1962.
AHMCO, Secretaría, Registro de empleados municipales
(Inspectora municipal en el ramo de carnes), foja 4.

Ofelia Bravo de Coronado, 1962.
AHMCO, Secretaría, Registro de empleados municipales
(Contadora de la Tesorería municipal), foja 36.


Carmen Carreño, 1966.
AHMCO, Secretaría, libro de registro de trabajadores del panteón municipal
(Trabajadora del panteón), foja 19.

Doña Carmen sigue trabajando en el Panteón General, ahora por su cuenta y con ayuda de sus hijos y nueras ofrece el servicio de limpieza y mantenimiento de los monumentos funerarios. Es mi amiga desde hace unos 12 años y sigue "vivita y coleando", trabajando duro como siempre.

Enriqueta Jiménez, 1966.
AHMCO, Secretaría, Registro de trabajadores del panteón 
(Trabajadora del panteón), foja. 18

Hasta aquí llegan las 21 postales que acertadamente se publicaron enfatizando el valor laboral de la mujer oaxaqueña en muy distintas esferas: pública, comercial, asistencial, privada, etcétera. 

Pero tenemos el problema de que en Oaxaca la violencia contra la mujer ha ido aumentando en todos los niveles socioeconómicos, lo cual es completamente vergonzoso pues el "macho" violento generalmente queda impune.

En este sentido doña Susana Pérez Guerrero dejó en claro la función de esta exposición fotográfica y documental: 

Hay que hacer la reflexión de que no hacernos visibles es también una violencia contra las mujeres, pero que no se piensa y no se nota, como las otras clases de violencia. 
Esta muestra es una forma de decir aquí estamos y hemos estado siempre.


























sábado, 23 de noviembre de 2013

ARBOLES EMBLEMATICOS DE OAXACA PATRIMONIO VIVO DE LA HUMANIDAD

El libro que hoy reseñamos es fruto de una paciente suma de datos y de muchas horas de combate –casi cuerpo a cuerpo– que ha practicado el pintor Francisco Verástegui para proteger y salvar de las motosierras algunos árboles de la ciudad de Oaxaca, a los que él llama “Patrimonio Vivo de la Humanidad”, dado que son tan vecinos como usted y yo de una ciudad que goza de esa categoría por la UNESCO: Patrimonio Cultural de la Humanidad... La siguiente es su portada:

Portada.

El título completo de esta pequeña joya bibliográfica –ya disponible en librerías de la ciudad de Oaxaca– es Árboles Emblemáticos de Oaxaca. Patrimonio Vivo de la Humanidad. A través del diseño gráfico que le hicimos logramos extender sus páginas impresas en color en las portadas, donde vienen 7 fotografías de árboles escogidos. El resto de la edición, que consta de 72 páginas y tiene un tamaño de libro de bolsillo (14x21 cm), se imprimió en blanco y negro sobre papel cultural de 50 kg. Pese a la importancia de este pequeño volumen se contó con una modesta colaboración financiera de parte del Ayuntamiento capitalino. Como sea, está destinado el libro a ser un referente de la relación entre el oaxaqueño y sus queridos árboles viejos, pero vivos.
Todas las opiniones que componen esta reseña son mías, no del autor. Una vez hecha esta precisión, continuemos...

Cedro del Dr. Horacio Tenorio, en El Llano...


Como siempre, intercalaré fotos entre los párrafos para hacer más amena esta reseña, aunque no sigan el orden estricto en que aparecen en la edición impresa...

Tronco del árbol del Tule...

Francisco Verástegui es un pintor y ecologista ya reconocido en la entidad y en el extranjero. Las autoridades –de toda ralea y partido– lo detestan porque no transige con ellos a la hora de defender árboles, exigir que les coloquen cercas de hierro para evitar que se trepen de ellos los vándalos o los tianguistas claveten sus lonas y le arrojen sus desperdicios cuando se van... A Verástegui y al fotógrafo Ariel Mendoza (hubo más defensores, pero esa historia se cuenta en el libro “Oaxaca 2010, Voces de la Transición”, Carteles Editores 2010) les cabe la gloria de haber impedido que los bomberos redujeran con motosierras –de madrugada– el primer laurel del zócalo que se cayó a consecuencia de las obras de “embellecimiento” que emprendió el régimen anterior en 2005. Su exigencia fue que lo pusieran de pie con grúas y con mecates y que se hiciera todo por salvarlo, pues era un árbol sano... El tiempo les dio la razón y aquel laurel sigue verde y de pie 8 años después de su atropello...

Imagen artística de la actual Alameda y la Catedral. 
Nótense los arbolitos en primer plano, creciendo apenas. 
Esta imagen debe ser de mediados del siglo XIX.

En la actualidad así se ven los antiguos arbolitos y la catedral, 
que ha quedado más "chaparrita" que los laureles. 
El conjunto es sencillamente majestuoso.



Verástegui no trabaja solo. Muchos expertos biólogos, ingenieros forestales, conservacionistas y demás acuden a su llamado cuando él se los solicita. Todo eso sin que le cueste al gobierno estatal ni municipal un quinto, porque suele acudir a sus amigos a pedir que le ayuden con los gastos.
En este libro cuenta pocas cosas personales, que supongo guardará para otro nuevo libro. En el actual se concentra en explicar cuáles son los arboles emblemáticos y porqué, abundando en fechas, lugares, anécdotas y datos históricos, además de emplear el uso de imagenes históricas para enriquecer sus argumentos. 


Fresno de Morelos. Una enredadera Copa de Oro la envuelve.
Se dice que este árbol lo sembró el insurgente
tras la toma de Oaxaca, en 1812. Está en El Llano...

Flamboyanes del atrio de Santo Domingo. 
Los sembraron Jaime Ortiz Lajous y Octavio Flores Aguillón... 
En la década de 1970. 



Al leer este tipo de libros uno comprende cuántos ciudadanos oaxaqueños han intervenido a lo largo de la historia para construir esta relación entrañable entre el hombre y la naturaleza, entre el ciudadano y el árbol. Nombres de cronistas, historiadores, periodistas, artistas, agrónomos, profesionistas y gente del pueblo –como los boleros del zócalo– enriquecen estas páginas. Las plazas arboladas de nuestra ciudad son un remanso que invita a la convivencia, al disfrute, al buen humor... Bien dice el dicho bíblico que consigna como un anhelo espiritual del hombre tener un hijo, escribir un libro y sembrar un árbol, porque es la única manera de trascender en el tiempo.

El árbol de El Tule y su "hijo" a la derecha...


El abuelo de todos es el venerable árbol del Tule. De solo verlo firme en su imponente vigor dan ganas de abrazarlo. Los habitantes de ese pequeño poblado lo cuidan bien, hay que reconocerlo. Pero les sugiero que hagan un pequeño recorrido turístico por todos los “hijos” que tiene el Árbol del Tule en la población. Si uno camina por sus callejones, hallará por encima de las puertas y muros las frondas y troncos de ejemplares "más pequeños", pero con al menos un siglo de edad. El Tule podría en breve llegar a publicar un libro equivalente a éste, si se lo propone, pues tiene más maravillas que las que viven en el atrio de su preciosa iglesia. Quizás el mismo Verástegui ya lo esté escribiendo...


Nuestro árbol tricentenario... 
un decano de abolengo vegetal...

Pero volvamos a la ciudad de Oaxaca, que es el tema de este volumen. El Árbol Decano nuestro es el ejemplar que ocupa su portada: un ahuehuete fortísimo que sobrevive en la ya difunta estación del ferrocarril y que se cree fue sembrado en el siglo XV o XVI por Moctezuma I Ilhuicamina o sus embajadores. Hay evidencia documental de la existencia de este árbol a mediados del siglo XVIII. Aunque abandonado por el municipio, pese a múltiples llamadas que les hemos hecho Verástegui y otros ecologistas de corazón, todos son “oidos sordos”... Este árbol es de la misma especie que el del Tule y aunque tiene la mitad muerta, la otra retoña cada año, igual que "el Seminarista"...

El frondoso árbol de los "Conciertos bajo el Laurel"... 
en el Zócalo.

Hace algunos años le comenté a Verástegui que Oaxaca, teniendo como origen de su nombre el de un árbol: el guaje, carecía de un ejemplar de él sembrado en su zócalo. De inmediato se dio a la tarea de compartir la idea con más amigos y así un día me dijo que ya tenían permiso para sembrarlo y que sólo faltaba comprar el arbolito, gasto en el que participó Juan Arturo López Ramos (ahora entusiasmado con su proyecto "árboles históricos del futuro") y otros personajes más que se mencionan en el libro. Pero había plantón de maestros en esa fecha y aun así Verástegui no se amilanó, convocó a los maestros posesionados del zócalo y éstos se sumaron a la idea y se comprometieron a cuidarlo para que creciera. Ahora ya mide casi dos metros de altura y está “enclenque” porque las frondas de los árboles que le rodean le reducen el sol. Sin embargo el guajecito se defiende y en medio de la mayor discreción ha sobrevivido estoico, como son los guajes.

El guaje sembrado en el Zócalo, en el siglo XXI...


En el interior del templo de San Juan de Dios hay una cuadro mandado pintar por el Arzobispo Gillow y Zavalza que conmemora la fundación de “Segura de la Frontera”, luego Antequera y ahora Oaxaca. Allí se ve que la primera misa con que se “inauguró” esta ciudad fue dicha bajo la sombra de un árbol de guaje... Simbólicamente aquel guaje histórico ya tiene un lugar en nuestra plaza principal... Más claro ni el agua.

El guaje que presidió la fundación de Oaxaca, en el siglo XVI...

Me invitó el munícipe Luis Ugartechea (2011-2013) a pertenecer a su Consejo Honorario de Cultura y allí le propuse que el Cabildo de Oaxaca sembrara otro guaje para conmemorar el bicentenario de la Independencia de México y el Centenario de la Revolución. Les solicité que quedara un guaje en la Alameda como símbolo del presente para el porvenir, imaginando que dentro de 100 años ese arbolito tendrá muchas cosas que “decir” y habrá “visto” muchas cosas más suceder en el corazón de la ciudad. Así se hizo en noviembre de 2010 y aquí está la foto reciente de este ejemplar. De esta forma aparecieron pues dos guajes en nuestros bellos Zócalo y Alameda de León... donde también la estupidez humana actual ha conseguido matar ejemplares que fueron sembrados por iniciativa de Benito Juárez y Antonio de León, el primero Benemérito de América y el segundo Benemérito de Oaxaca. 
Cuando uno acepta servir a título honorario a su Ayuntamiento acaba uno con el sabor amargo de comprobar que los regidores y toda la burocracia municipal son una bola de "asnos" que toman esos cargos como trampolín para sus intereses partidistas. A veces el mismo presidente municipal ni se entera o ni tiempo le da de escuchar más directamente a la sociedad pues está encerrado por una "burbuja" compuesta por ignorantes y ambiciosos.


El guaje sembrado en la Alameda de León 
por Luis Ugartechea
en pleno siglo XXI...

Otro episodio más en donde nos vimos involucrados –con Verástegui a la cabeza– fue en el rescate del laurel de la India llamada “el Seminarista”, ubicado en el centro del que fue Seminario Pontificio de la Santa Cruz de Oaxaca, en la calle donde empiezan los arquitos de Xochimilco.


Laurel "el Seminarista" en su esplendor, decadencia y recuperación. 
Nótese el volumen de su fronda y de su sombra originales. 
Valió la pena el esfuerzo de rescatarlo...

El arquitecto Enrique Lastra quitó el arriate de mampostería que tenía este ejemplar que era inmenso y el árbol empezó a desgajarse. Lastra es quien dejó el Centro Cultural Santo Domingo como lo vemos ahora cuando dejó de ser cuartel de artillería y se hizo cargo de la restauración de la Capilla Abierta de Teposcolula, así que es un hombre que ha demostrado con hechos que sí sabe, pero ¿a quién no se nos ha escapado la liebre?... Lo de "el seminarista" fue como si le hubieran retirado el corsé a Frida Kalho... sencillamente por su peso, edad y volumen (del árbol centenario, no de la pintora) se le dificultó sostenerse unido ante los fuertes vientos que le mecían y un día se empezó a partir en dos su tronco. Un sacerdote director del Seminario dio la alarma. Verástegui de inmediato tomó cartas en el asunto y solicitó ayuda al Municipio –encabezado entonces por Hernández Fraguas– y al Instituto Estatal de Ecología... Naturalmente no hicieron nada, así que recurrió a sus amigos de siempre y entre muchos colaboramos para evitar que se cumpliera el dictamen de un funcionario municipal, de cuyo nombre no quiero acordarme, quien dijo que ya era hora de llamar a las motosierras...

El Seminarista” no estaba muerto. Necesitaba ayuda racional y entrega apasionada: se podó y se salvó una parte de él. Aquí se ven tres fotos de cómo era antes del desastre, cómo se podó y cómo se ve en la actualidad, cuatro años después de su crisis...


"Coquitos" del atrio de Jalatlaco. Tienen unos 
doscientos años de vida, por lo menos...

No alargaré más estos comentarios, pues ya Verástegui los está escribiendo, pero concluyamos que esta obra bibliográfica hacía falta para sistematizar el esfuerzo ciudadano, dar razón de él y dar a conocer que si bien la relación hombre–naturaleza no pasa por su mejor momento, en Oaxaca tenemos casos y hechos dignos de conocerse. Este libro fue dado a conocer durante el XII Congreso Mundial de la Organización de las Ciudades del Patrimonio Mundial realizado entre el 18 y el 22 de noviembre de 2013 en la ciudad de Oaxaca.

Foto de Teobert Mahler de 1875. 
Nótese en primer plano los laureles del Zócalo muy pequeños, 
mientras los de la Alameda ya estaban grandes...

Grabado posterior donde los laureles y los demás
árboles del Zócalo ya aparecen tupidos, pero aun 
no tapan el palacio, el kiosko ni los portales.



Si Oaxaca es una ciudad verde por su cantera y por su arbolado, que la han hecho merecidamente “Patrimonio Mundial de la Humanidad”, se debe al trabajo de quienes nos antecedieron. 

Laurel de la India sembrado por Lázaro Cárdenas en Monte Albán.



Pero no es hora de bajar la guardia. El calentamiento global nos afecta a través de plagas y enfermedades en el arbolado urbano, además de la siembra equívoca de ejemplares en algunas de nuestras banquetas.
Es hora de preguntarnos: ¿qué más podemos hacer nosotros ahora por los árboles de Oaxaca?


"Primavera" espectacular sembrada por Martha Vila
en Carteles Editores, en 1996.

Las fotos del libro son en su mayoría de Claudio Sánchez Islas.










 








domingo, 17 de noviembre de 2013

EL JAGUAR EN OAXACA, libro enciclopédico tomo I

He aquí al protagonista de esta historia:

Foto de Jorge Douglas Brandon Pliego


Veamos su portada:


Esta foto tiene de especial que capta reunidos al jaguar en sus dos variantes: "mariposo" o moteado y "melánico" o negro, al que comunmente se le denomina "pantera", aunque es jaguar. Estos ejemplares fueron tomados en el Parque de Conservación Yaguar Xoo –que dirige Javier Rosas– y es un santuario que los protege y alimenta. Está ubicado en Tanivet, adelante de Tlacolula rumbo a Mitla. 
La foto de portada es de Nadir Hernández Quiroz.

Foto de Gerardo Sánchez Vigil.

El primer tomo del libro enciclopédico “El Jaguar en Oaxaca” ya está circulando.
Se trata de un libro que fue coordinado editorialmente por el Doctor Alfonso Aquino Mondragón quien contó con la colaboración para ese menester de Víctor de la Cruz, Miguel A. Biones-Salas, Antonio Sánchez Vásquez y Marco A. Huerta García. Intercalaré algunas imágenes entre párrafo y párrafo para no hacer tan farragosa esta breve reseña...

Foto de Jorge Douglas Brandon.

Se trata de un tomo de más 300 páginas, impreso a todo color en papel couché mate de 150 gr. Su encuadernación es de pasta dura, lo que le da el carácter adecuado para el propósito editorial buscado. Sus dimensiones son de 27.5 cm de ancho por 33 cm de alto. Su grosor es de 2.8 cm. Desde luego pesa un par de kilos...

Foto de Gerardo Sánchez Vigil.

Pero su importancia va mucho más allá de sus características editoriales pues aborda un tema de honda preocupación en la actualidad: la casi extinción de este felino en el territorio estatal debida a que los humanos hemos invadido y depredado su hábitat. No solo hemos afectado a esta especie, por supuesto sino a la misma raza humana, llevándonos entre las patas la supervivencia del planeta Tierra, sin embargo el jaguar es mucho más que un simple animal para nuestro devenir ya que en nuestro pasado mesoamericano fue reverenciado como un dios poderoso y protector. Practicamente todas las etnias actuales, descendientes de aquellas más antiguas, conocieron al jaguar y sus capacidades para cazar, para “desaparecer” y “aparecer” súbitamente en cualquier punto. Aun hoy en los mixes aseguran que se escuchan su rugidos, los cuales erizan la piel de quien tiene esa experiencia.




Foto de Gerardo Sánchez Vigil


Los antiguos mixtecos lo representaron en códices y usando barro, piedra, hueso y seguramente otros materiales los zapotecos nos dejaron testimonio de su admiración por el jaguar. En este libro vienen imagenes tomadas en Monte Albán, cuyo verdadero nombre en zapoteco no se conoce, pero se piensa que sería “Cerro del Jaguar”. En Mixteco fueron más allá y le nombraron “Cerro de los 20 Jaguares”... Ya se sabe la importancia del concepto de cerro sagrado en el pensamiento mesoamericano. Quizás sea hora de pensar en serio si dejamos que siga vigente el insulso nombre “Monte Albán” o buscamos y aceptamos el que pudo haber tenido en la antigüedad... Quizás este libro haga pensar más en este pendiente.

Foto de Claudio Sánchez Islas.


Las imágenes son las mejores que han aparecido en un libro de esta naturaleza, incluyendo los que se han editado fuera de Oaxaca. Los fotógrafos son Jorge Douglas Brandon Pliego –biólogo marino de profesión, el mejor fotógrafo de la naturaleza y además oaxaqueño–, Gerardo Sánchez Vigil, Nadir Hernández Quiroz (la foto de portada es suya), Ariel Mendoza, Vittorio D´Onofri y Claudio Sánchez Islas, más interesantes fotos de los propios autores... El diseño gráfico es de Claudio Sánchez y de Richi Sandoval. Se imprimió en “Carteles Editores” y se encuadernó en “Klovis, serigrafía encuadernación clásica”, empresas locales.

Foto de Claudio Sánchez Islas.

La lista de autores revela el peso académico de este libro: Gerardo Ceballos y Heliot Zarza (Instituto de Ecología de la UNAM); Alfonso Aquino Mondragón (Preconjaguarh, A.C.); Luis Alberto Yescas Zárate y Felipe Ramírez Sánchez (Yaguar Xoo); José Rogelio Prisciliano Vázquez, Eugenio Padilla Gómez y Froylán Martínez Rojas (CONAMP); Oscar Agustín Espino-Barros y Juan Manuel Salazar Torres (CONAMP); René Bustamante; Víctor de la Cruz (CIESAS-Oaxaca); Roberto Markens (Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM); Marcus Winter y Cira Martínez López (Centro INAH Oaxaca); Manuel Hermann Lejarazu (CIESAS- DF); César Rojas Pétriz (Cronista emérito de Tehuantepec); Juan Arelí Bernal Alcántara (Cronista de Totontepec, Mixe); Marco A. Huerta García (CONAMP); Fernando Guadarrama Olivera; Elvira Durán Medina, Mario C. Lavariega, Raúl Rivera García y Miguel Briones-Salas (CIIDIR Oaxaca IPN); Karla Renatta Alatriste García, Daniela Maldonado López y Génesis Soledad de Luna Ruiz (ITVO); y Esteban Ortiz Rodea.

Reproducimos a manera de ilustración las 2 páginas del índice:





La edición es del Gobierno del Estado a través de la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca y contó con el apoyo de la Coordinación de Comunicación Social del Poder Ejecutivo, el INAH, la UABJO, CONAMP, CIIDIR-Oaxaca-IPN, el Parque de Conservación Yaguar Xoo, Preconjaguarh A.C. y Carteles Editores. Puede conseguirse en librerías de la ciudad de Oaxaca, pero su distribución se está haciendo a través de todas las bibliotecas municipales repartidas en el amplio territorio estatal, de modo que allí podrán consultarlo y disfrutar de la riqueza de sus imagenes, así como tener a la mano las mejores referencias académicas debido a sus autores.

Foto de Ariel Mendoza Baños.

Si el lector desea contactar con el Coordinador Editorial de este interesantísimo tomo, éste es su correo: Alfonso Aquino Mondragón: preconjaguarh-ac@hotmail.com
Todas las imágenes tienen derechos de autor y para utilizarlas es menester contactar con ellos para solicitar su licencia de uso.

Foto de Jorge Douglas Brandon Pliego. 

Cerramos con esta estupenda imagen de nuestro protagonista, incluida en el libro. 
Si Usted tiene deseos de conseguir estas imágenes en tamaño póster, póngase en contacto con su autor.
Su contacto es
http://www.barrojaguar.org/web/
https://www.facebook.com/barro.jaguar