domingo, 14 de septiembre de 2014

AVES, PERSONAS Y CULTURAS

Si bien es un libro para estudiosos de las aves, no deja de llamar la atención el enfoque sociocultural que tiene este libro apenas aparecido en Oaxaca y que es fruto de la intensa actividad de divulgación que dirige siempre con gran esmero bibliográfico el oaxaqueño Marco Antonio Vásquez-Dávila, académico del ITVO. La siguiente es su portada:


Agregamos enseguida el índice en tres páginas y al final el texto introductorio para que el lector pueda tener el panorama completo de este interesante libro:





Viene ahora el texto introductorio íntegro, firmado por los científicos: 
Marco Antonio Vásquez-Dávila 
Edgar Alan Montaño-Contreras 
Clemencia Elizabeth Sánchez-Cortés

Presentación

Plumas, picos y cultura



Voy con las riendas tensas
y refrenando el vuelo,
porque no es lo que importa llegar solo ni pronto
sino llegar con todos y a tiempo.

León Felipe, poeta español, 1884-1968





Las aves fascinan a la especie humana. El vuelo, colorido plumaje, capacidad de comunicación a través del canto, son, entre otros, atributos de la Clase Aves que ha llevado la interacción de los humanos con los dinosaurios voladores a múltiples manifestaciones, e. g., conocerlas, imaginarlas, representarlas, usarlas, manejarlas, valorarlas, por citar unas cuantas. Producto de este interés y afecto, algunos investigadores han dedicado parte de su quehacer al estudio de la relación entre las aves, las personas y las sociedades. Estos estudios encuentran un escenario de exhibición (como los despliegues del cortejo aviar) y debate en el campo interdisciplinario de la Etno-ornitología.
El primer volumen del libro “Aves, personas y culturas, estudios de etno-ornitología” está formado por 22 contribuciones de 62 autores de diversas instituciones y nacionalidades. Originalmente estas aportaciones fueron expuestas en tres simposios de etno-ornitología efectuados entre 2012 y 2013. El primer simposio tuvo como marco al VIII Congreso Mexicano de Etnobiología en Tabasco, México, en abril del 2012 y fue coordinado por Marco A. Vásquez-Dávila; el segundo formó parte del XIII Congreso de la Sociedad Internacional de Etnobiología en Montpellier, Francia, en mayo de ese mismo año, organizado por Bob Gosford y Fleur Ng’weno, y el tercero, dentro del Primer Congreso Internacional de Pueblos Indígenas de América Latina, en Oaxaca, México, en octubre del 2013, bajo la convocatoria de la investigadora venezolana Francia Medina Apolinar.
Antes de presentar una visión de conjunto de los enfoques, métodos, aportaciones y reflexiones que, a juicio de cada uno de los autores, constituye la esencia de sus trabajos, ofrecemos una nota aclaratoria sobre el empleo de negritas e itálicas en todo el libro: los nombres científicos, las palabras en latín y los nombres de las revistas se escribieron en cursivas o itálicas y se utilizaron las negrillas para los términos en idioma diferente al español (exceptuando, claro está, el latín). También debemos informar que el ordenamiento de las listas de aves se basa en el propuesto por The American Ornithologists’ Union.
Maricarmen Uc Keb y María Dolores Cervera Montejano presentan un estudio sobre las ideas y prácticas de niños mayas de Xcunyá, Yucatán, México, pues consideran que los niños son capaces de construir su propia cultura, a partir del conocimiento ecológico tradicional que circula en su nicho de desarrollo. Las autoras centran su trabajo en la captura infantil de las aves, conocida localmente como pesca. Emplearon recorridos, cuestionarios, entrevistas y observación participante. Documentan la capturan de 26 especies; siete son utilizadas como señuelo o mascota con las que establecen una relación afectiva: las nombran, cuidan, llevan a pasear, juegan con ellas, entierran y guardan duelo. Los niños desde temprana edad usan trampas para capturar aves en las huertas familiares y en la selva. La captura de aves es un elemento estructurador de la construcción del conocimiento infantil sobre las aves y su entorno, así como también un elemento que refuerza la responsabilidad y el respeto, elementos centrales de la teoría psicológica maya sobre desarrollo infantil y de la noción de persona. Se trata de una actividad de autoconsumo no exenta de aspectos negativos, que deben ser trabajados con ellos a través del diálogo y la negociación. Uc y Cervera concluyen que todo esfuerzo de conservación debe considerar a los niños, por ser portadores y constructores del conocimiento ecológico tradicional.
Óscar Retana, Román Puc y Lucía Martínez muestran el uso de las aves silvestres en siete localidades mayas de Campeche. Para ello, emplearon el método de valoración participativa, aplicando las técnicas de talleres comunitarios y entrevistas estandarizadas. De esta manera, registraron 47 especies con valor de uso, las cuales pertenecen taxonómicamente a 14 órdenes, 23 familias y 41 géneros. Los órdenes mejor representados fueron: Passeriformes con nueve especies, Columbiformes con seis especies, Galliformes con seis especies, Piciformes con cinco especies, así como Psittaciformes y Strigirformes con cuatro especies cada uno. Las 47 especies de aves registradas se usan como alimento, medicina, mascota, ornamento y herramienta o tienen un valor comercial o mítico. Los autores concluyen que el conocimiento que las comunidades mayas campechanas poseen en torno a las aves y a la fauna silvestre forma parte de un sistema cognitivo comunal, producto de una larga interacción con su entorno natural, que les ha permitido subsistir y mantener su cultura e identidad como grupo étnico.
El artículo de Wendy Parcero y Lourdes Trejo examina la cría de psitácidos en una localidad del municipio del Centro, en Tabasco, México. Encuestaron a la población sobre el uso y manejo de polluelos, juveniles y adultos, la forma de obtención y los precios. Registraron 52 individuos de cuatro especies: tres de Aratinga nana, dos de Amazona farinosa, 19 de A. albifrons y 28 de A. autumnalis. Se aprovecha 96 % como aves de ornato y el resto con fines comerciales. La forma de adquisición fue siempre como obsequio. Las aves registradas son alimentadas dependiendo de su etapa del ciclo de vida. Entre los cuidados más frecuentes está la limpieza diaria de la jaula, el corte de alas, atención de las enfermedades y baños tres veces al día en el caso de polluelos y cada mes para aves adultas. Luis Miguel Frías y Miguel Alberto Magaña indagaron a una especie singular, el zopilote negro (Coragyps atratus, Cathartidae) en dos localidades de otro municipio tabasqueño, Nacajuca. Algunas personas (ganaderos, carniceros) aprovechan de esta especie su función de eliminadores de desperdicios de ganado y becerros, caballos o perros muertos. Otras lo emplean como medicina, para combatir reumas, fiebre, asma y migraña; unos más en rituales de brujería e incluso como mascota.
Para lograr una visión objetiva que pueda usarse para la creación de programas de conservación, Melquicedec Escalante y Lourdes Trejo realizaron encuestas familiares en una comunidad rural del municipio de Jalpa de Méndez, Tabasco, México, sobre el aprovechamiento de aves silvestres en cautiverio. Registraron 14 especies (que forman parte de las familias Cardinalidae y Thraupidae, predominantemente) utilizadas con fines comerciales, ornato y como compañía. Las actividades de aprovechamiento son efectuadas principalmente por niños y jóvenes.
Eréndira Cano-Contreras, Sergio Guerrero-Sánchez y Fernando Guerrero-Martínez describen las prácticas tradicionales que realizan los dueños y dueñas de huertas familiares indígenas de los estados de Campeche, Tabasco y Chiapas ubicados en la República Mexicana, para prevenir y tratar diversas enfermedades que afectan a sus parvadas de gallinas y pavos. Las técnicas de recolección de la información fueron talleres participativos y la aplicación de entrevistas libres y semiestructuradas. Dentro de la etnoveterinaria ch’ol, 13 plantas se emplean en diez afecciones, mientras que los mayas tratan seis enfermedades con dos plantas. Los autores encontraron elementos de innovación en el acervo terapéutico de los choles como el uso de baterías eléctricas y de la medicina alópata. Además, reflexionan sobre el papel de los técnicos para fortalecer los conocimientos locales.
El estudio etno-ornitológico de Juan Elmar Jiménez-Díaz, Marco Vásquez-Dávila, Eduardo Naranjo y Patricia Jerez-Salas se realizó con los mayas lacandones de Lacanjá-Chansayab, Chiapas, México. El objetivo fue conocer la cosmovisión, conocimientos, relaciones antropocéntricas (positivas y negativas) y el manejo de las aves. Se entrevistaron a 30 mujeres y hombres mayores de 15 años con apoyo de imágenes de las especies de la región. Se registraron 43 especies de importancia etno-ornitológica: siete se relacionan con la cosmovisión maya, pues forman parte de los relatos y creencias; 43 aves tienen que ver con el conocimiento tradicional, e. g. la anatomía externa y particularmente aspectos etnoecológicos del faisán (Crax rubra). Los lacandones usan por lo menos 28 aves: 27 son aprovechadas en la alimentación, 16 como ornato, 15 se comercializan, 10 con fines artesanales, dos medicinales, dos como mascota y una en la fabricación de un utensilio. Los autores encontraron 16 especies consideradas ornitofauna nociva por ser depredadores de aves de corral o dañinas en los cultivos. En cuanto al manejo, Jiménez-Díaz y colaboradores realizan la descripción de la cacería lacandona de aves, así como los instrumentos y métodos de captura. Complementan su estudio aportando información sobre la cría de aves silvestres y domésticas: las condiciones ambientales, alimentación, tratamiento de enfermedades, producción y cuidados.
Una especie emblemática de Mesoamérica es el quetzal (Pharomachrus mocinno, Trogonidae) que habita en los bosques de niebla.  Rafael Guirao-Cruz, Lilly Gama y Stefan Arriaga-Weiss estudiaron, de manera preliminar, el conocimiento que los zoques del municipio de Tapalapa, Chiapas, México, tienen de esta ave. Para ello, realizaron entrevistas utilizando la técnica de bola de nieve. Los autores describen el valor utilitario, cultural y afectivo del q’un (quetzal, en lengua zoque) y algunos aspectos del conocimiento local, como la auto-ecología y hábitos alimenticios.
En el artículo denominado “Importancia socioeconómica y cultural de las gallinas locales en una comunidad tsotsil de Chiapas, México”, Guadalupe Sántiz, Raúl Perezgrovas, Guadalupe Rodríguez y Lourdes Zaragoza describen y analizan el papel de la avicultura tradicional practicada por los tsotsiles de Tajlevilhó del municipio de Larráinzar. Mediante la aplicación de encuestas y entrevistas semiestructuradas, recopilaron información sobre aspectos socioculturales, económicos y técnicos. La avicultura en Tajlevilhó se lleva a cabo dentro de los traspatios; las aves son principalmente criollas y se crían bajo sistemas tradicionales heredados de forma oral, que se diseñan y aplican de acuerdo al entorno comunitario. Las encargadas de las aves son las mujeres, con apoyo de los niños. Los principales propósitos de la cría de gallinas son: a) consumo directo en forma de carne y/o huevo, b) reemplazo para conservar y multiplicar el pie de cría, c) venta para generar ingresos monetarios directos y d) uso en rituales de curación. Las aves se reproducen con facilidad, no exigen una gran inversión y se alimentan con insumos locales; de esta manera se generan aportaciones nutricionales y económicas para la familia; además de estar relacionadas con la práctica de la medicina tradicional, parte fundamental de la cultura étnica.
Primavera Romero-González, Paula L. Enríquez y Guadalupe Álvarez-Gordillo analizaron los conocimientos y percepciones sobre las aves de 454 niñas y niños de 9 a 11 años de edad, en primarias rurales y urbanas de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, México. Los participantes de las primarias urbanas conocen varios lugares en donde viven las aves y más especies en peligro de extinción, compartieron más relatos, pero mencionaron menos nombres comunes que los participantes de las primarias rurales, y asignaron un valor naturalista a las aves. Además ellos percibieron problemas directos antrópicos que enfrentan las aves. En las primarias rurales, mencionaron el uso comestible de las aves y le asignaron un valor estético. Las autoras relacionan sus resultados con el contexto social y ambiental y con base en ello proponen estrategias educativas para la conservación de las aves.
La etnoecología ikoot de las aves silvestres y domesticadas de San Mateo del Mar, distrito de Tehuantepec, Oaxaca, México, es abordada por Marco Cruz, Marco Vásquez-Dávila, Patricia Colunga y Patricia Jerez con el fin de aportar al aprovechamiento sustentable del recurso avifaunístico regional. El estudio de campo consistió en entrevistas, talleres participativos y recorridos en la localidad. La etno-ornitología ikoot está compuesta por 24 aves silvestres y tres aves domésticas. Los ikoot diferencian cinco variedades de gallinas (Gallus gallus): chiens, león, pelonas o de mareño, mapuch o de huevos azules y las mol y tres variedades de guajolotes (Meleagris gallopavo) según la coloración de las plumas: negras, grises y cafés. De las cinco variedades de G. gallus presentes en la comunidad, la de mareño o pelonas son las que presentan mayor abundancia, mientras que la de huevos azules o celestes es la menos abundante.
Fredy de la Cruz-Montesino, Marco Vásquez-Dávila, Patricia Jerez y Yuri Villegas describieron y sistematizaron la etno-ornitología silvestre y doméstica en San Andrés Tlahuilotepec, localidad chontal la Sierra Sur del estado de Oaxaca, México. Realizaron recorridos para observar las aves y talleres participativos para recopilar sus nombres y usos, basándose en una guía de preguntas para entrevistas etno-ornitológicas. Documentaron 95 especies, distribuidas en 31 familias y 14 órdenes. La etnia chontal reconoció 52 especies, de las cuales 18 relacionan con relatos o creencias. Las categorías antropocéntricas de uso son: comestible, ornamental, bioindicadores, canto, medicinal, comercio y ritual. En su lengua materna asignan un nombre a 48 especies y reconocen 12 partes del ave. La cría de aves de traspatio (G. gallus y M. gallopavo) es una actividad que realizan las mujeres junto con los niños y las niñas. El manejo tradicional incluye actividades como la protección, alimentación, prácticas sanitarias, producción y reproducción. El destino de la producción es principalmente para autoconsumo. Las gallinas de los chontales tienen diferentes colores y una gran variedad de combinaciones; se clasifican de manera tradicional tomando en consideración cuatro aspectos: el color, el origen, el tamaño y la distribución del plumaje (por ejemplo, las “pelucas” carecen de plumas en el cuello y las “normales” no).
Rosalinda Vásquez-Cruz, Marco Vásquez-Dávila, Patricia Jerez y Yuri Villegas estudiaron los recursos avifaunísticos silvestres y domesticados en la comunidad zapoteca de San José Quianitas, ubicada al sur del municipio de Santa María Quiegolani, en el Distrito de Yautepec, perteneciente a la región Sierra Sur del estado de Oaxaca en México. El estudio de campo se efectuó mediante talleres participativos y recorridos en la localidad. Con base en la revisión bibliográfica se enlistaron 369 especies de posible ocurrencia en el área de estudio, de las cuales 92 están en alguna categoría de riesgo según la NOM059. Los sabedores locales reportaron 42 especies, distribuidas en 12 órdenes y 25 familias, asignándoles a la mayoría de ellas nombres en zapoteco, en el listado generado se encuentran 13 que según la NOM059 entran en alguna categoría de riesgo. La gente tiene una relación positiva con 26 especies: 10 son comestibles, seis bioindicadores, cinco ornamentales, cinco se comercializan, cuatro son medicinales y una se emplea como amuleto. Con cuatro especies existe una relación negativa (pues son plagas de los cultivos agrícolas o depredan a las aves domésticas). La población de aves domésticas se conforma de la siguiente manera: 89 % gallinas, 9 % guajolotes y 2 % patos. Los pobladores locales clasifican a las gallinas como “de rancho”, a aquellas provenientes de la localidad y que en este caso conforman al 80 % y las “de carro”, aves que provienen del exterior y son comercializadas por personas que las llevan en sus vehículos automotores.
Donato Acuca, Graciela Alcántara, Leopoldo Valiñas, Roy Ellen, Patricia Escalante y Kathleen Babb Stanley documentan la etnoclasificación de las aves de los zapotecos del Rincón, Oaxaca, México. Su estudio lo realizaron en San Miguel Tiltepec, del municipio de Ixtlán, en la Sierra Norte de Oaxaca. El objeto del trabajo fue exponer la manera en que los zapotecos de Tiltepec se interrelacionan con la avifauna presente en la zona en el contexto cultural y utilitario. La investigación se basó en el inventario avifaunístico y la etnografía involucrando métodos de la antropología, etnobiología y biología para conocer la percepción y etnoclasificación. Obtuvieron un inventario de 209 especies de aves correspondientes a 30 taxones genéricos, 77 taxones específicos y 11 varietales. Usando el modelo taxonómico jerárquico desarrollado por Brent Berlin encontraron que las aves se ubican en cuatro grupos principales o de nivel intermedio que son los animales terrestres (bëa gishi), animales nocturnos (bëa artaba rhela), aves que se remontan muy alto en los cielos (bëa lurshba) y las aves voladoras (bëa rhsbaa). Las agrupaciones encontradas utilizan diferentes contextos que modifican los comportamientos de clasificación hasta ahora descritos.
Camacho-Escobar, Vásquez-Dávila, Kollas, Núñez-García, Sánchez-Bernal, Ávila-Serrano y Arroyo-Ledezma estudiaron el conocimiento, uso y manejo de Crax rubra L. (Aves: Cracidae) y otras Galliformes y Tinamiformes silvestres en localidades zapotecas, chinantecas y ayuuk (mixes) de 20 municipios de la Sierra Norte de Oaxaca, México. Los autores comparan dos técnicas para recabar el conocimiento etno-ornitológico local: a) solicitud de la descripción emic y b) uso del estímulo visual de una guía de campo ilustrada. Los pobladores de la Sierra Norte reconocen ocho especies similares a las aves domésticas ubicadas en seis géneros, dos familias y dos órdenes. Reconocen y aprovechan a C. rubra por su tamaño, aporte de carne y posibilidad de cría en cautiverio. La presencia de esta ave se relaciona con el período de cosecha del café y su ausencia con el inicio de la temporada de lluvia. Las plumas son utilizadas para elaborar disfraces para fiestas o juguetes.
Mónica Jaimes, Graciela Gómez, Noé Pacheco y Sabel Reyes describen el uso y manejo de las aves en una localidad nahua asentada en un bosque mesófilo de montaña: San Miguel Tzinacapan, municipio de Cuetzalan del Progreso, Puebla, México. Ellos realizaron entrevistas estructuradas, utilizando imágenes de las aves, previamente observadas y colectadas en el campo. De acuerdo a cada categoría de uso, se calcularon los índices de Frecuencia y Valor de uso. Registraron las técnicas para cazar o atrapar a las aves. Los pobladores reconocieron 131 aves, de las cuales usan 91, principalmente como alimento. Son usadas 13 especies de colibríes como amuletos y para curar padecimientos cardiacos; los búhos se relacionan con prácticas mágicas; Aratinga nana, un psitácido protegido por la norma mexicana, recibe diversos usos; entre las aves consideradas para alimento, destaca la paloma Leptoptila verreauxi. Las técnicas más usadas para la captura de aves son trampas hechas con varas flexibles y duras, las jaulas de madera y la resortera.
Claudia González Romo, Héctor Garza, Eduardo Padrón, Ricardo Jiménez y Esteban Berrones estudiaron el conocimiento local sobre las aves de la Reserva de la Biosfera El Cielo, en Tamaulipas, México. El empleo de una perspectiva etnobiológica y de inventarios fue importante en la capacitación de un grupo local campesino. El aprendizaje de nombres locales en español, en inglés y científicos son la base para la interpretación ambiental y la atención a avituristas extranjeros y funciona como un instrumento de conservación y educativo sobre las aves neotropicales migratorias. Los autores realizaron talleres etnobiológicos adaptando el método del banco de la memoria oral –memory banking– que consiste en documentar, reconstruir y sistematizar el conocimiento sobre las aves mediante identificación de fotografías, observación en campo, enlistados, fichas, mapeo de presencia y entrevistas con un enfoque de etno-ornitología. Encontraron que los campesinos que habitan en la Reserva El Cielo poseen un rico conocimiento sobre las aves residentes y migratorias, que les permite nombrar y clasificar 86 especies. Otro logro fue el registro de 35 nuevos ornito-nombres locales. El conocimiento ornitológico de los campesinos les permite: a) identificar a las aves mediante la observación (y en un caso por canto), b) nombrarlas en español, inglés y por nombre científico y c) participar de manera activa tanto en la interpretación ambiental como en el avistamiento de aves para su conservación y del conocimiento local.
Thor Morales Vera y Enriqueta Velarde González trabajaron con personas del grupo étnico comcáac, conocido como seri en la franja costera del desierto de Sonora, México. Realizaron trabajo bibliográfico y de campo con ancianos y expertos en aves de dos comunidades comcáac (Punta Chueca y Desemboque) en diferentes años. Encontraron 150 especies de aves (divididas en 19 órdenes, 50 familias, 28 subfamilias y 112 géneros) con nombre en lengua cmiique iitom (seri), de las cuales 30 tienen uso. Son genéricos 51 nombres y 94 son específicos; 77 nombres autóctonos tienen un significado literal. Figuran 62 especies dentro de la tradición oral (cantos, historias, usos). Reportan 23 creencias, 17 fábulas, 35 cantos, 24 topónimos, 25 términos que indican relaciones ecológicas, 25 términos de la anatomía de las aves y 17 usos. La importancia de las aves en la cultura comcáac no se deriva únicamente de un interés utilitario. En épocas remotas, le daban un uso comestible a una gran cantidad de especies y las utilizaban para vestido y otros productos; sin embargo, no han dejado de ser parte importante de la cultura y tradición oral comcáac. La información cultural reflejó un amplio conocimiento sobre hábitat, conducta, alimentación y migración de las aves. Concluyen Morales y Velarde afirmando que el saber ecológico comcáac sobre las aves es profundo, respetuoso y proporciona una plataforma indispensable para la conservación y el mejor conocimiento de la avifauna regional.
De acuerdo con Mónica Martínez Mauri, en “La etno-ornitología al servicio de las aves, turistas y habitantes de Guna Yala, Panamá”, dos tópicos de investigación poco explorados aún por la etnografía y la biología tropical panameña son tanto la avifauna de la Comarca Kuna Yala como la forma en que la gente kuna clasifica a la naturaleza. Dada la carencia de un estudio sistemático de los sistemas indígenas de clasificación de las aves en Panamá, la autora propuso el proyecto "Las aves del sector occidental de Kuna Yala: Inventario, etnotaxonomía y turismo” para promover el inventario de las aves de la región y documentar el conocimiento tradicional del pueblo kuna en cuanto a su cosmología, sus formas tradicionales de supervivencia y el uso de los recursos naturales. El proyecto tiene como meta promover el ecoturismo en la región, elaborar documentos como guías y listas de verificación además de entrenar a personas locales como eco-guías. En su artículo, Martínez Mauri ilustra la labor emprendida por los antropólogos y biólogos con los pueblos indígenas para promover el turismo de observación de aves, al tiempo que examina la evolución del proyecto, sus retos y principales resultados.
Nayive Pino Benítez muestra parte de la cosmovisión de los pobladores afrodescendientes de 15 comunidades en cinco municipios del Chocó, en el noroccidente de Colombia, en particular la relación hombre-fauna silvestre, principalmente los tabúes sobre la ingesta de carne de monte durante el embarazo así como los tratamientos zoo-terapéuticos de algunas enfermedades locales percibidas como frecuentes. La autora documenta el uso de 12 aves en cuatro categorías antropocéntricas de uso: ocho se emplean como mascota, cuatro en la alimentación, dos son medicinales y otras dos hacen parte de las expresiones populares.
Kalliopi Stara, Rigas Tsiakiris y Lavrentis Sidiropoulos consideran que la modernización y los dramáticos cambios subsecuentes en las prácticas rurales en Europa han planteado nuevos desafíos a los paisajes y a la diversidad biocultural relacionada y toman como estudio de caso la ecología cultural de buitres y águilas en la Grecia moderna. Mediante el empleo de técnicas bibliográficas, de archivo y etnográficas, los autores han estudiado durante más de una década la conceptualización local sobre los buitres y águilas, especies carismáticas de la Grecia montañosa. Estas emblemáticas aves funcionan como símbolos culturales en las percepciones populares, representaciones políticas, cosmologías locales y códigos morales. La relación especial de las aves carroñeras con la muerte y los cadáveres insepultos se percibe como demoníaca por los nuevos griegos ortodoxos, llevándolos a conceptualizarlas como criaturas salvajes, apartadas y siniestras. Así lo confirman las ceremonias de purificación de las partes de las aves, con el fin de ser utilizados como artefactos (por ejemplo, los huesos para hacer flautas) y acciones mágicas, cuyo objetivo es proteger el mundo humanizado de las fuerzas peligrosas y crudas de la naturaleza.
Lourdes Navarijo Ornelas escribió un ensayo titulado “Una perspectiva sobre el papel de las aves en las manifestaciones culturales” con el objetivo doble de, por una parte, explorar dicha función en diferentes contextos y, por otra, tratar de explicar esas tendencias universales. La autora reconoce que el tema es vasto y destaca la participación de G. gallus en las expresiones culturales; también revisa los casos de las aves acuáticas y las rapaces; opina que ello constituye una muestra significativa sobre la utilización y sublimación de la que han sido objeto las aves como parte de las actividades humanas a través del tiempo. Concluye que las distintas especies de aves son parte imprescindible en nuestras vidas por: a) los beneficios utilitarios, b) satisfacer necesidades subjetivas o místicas y c) ser parte de la visión y comprensión del universo en el plano acuático, terrestre y aéreo.
Con el sincero agradecimiento para la labor conjunta de las personas que coordinaron los simposios antes mencionados, las y los autores y revisores, diseñador gráfico y empresa editorial, así como con el reconocimiento a la Red de Etnoecología y Patrimonio Biocultural del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología de México, en especial al Dr. Víctor Manuel Toledo por su apoyo constante en el impulso de la ciencia para la gente, compartimos el vuelo de la lectura de los textos aquí reunidos con el convencimiento de que siempre la unión de esfuerzos es fundamental para construir escenarios de respeto no únicamente de aves y humanos, sino a todas las manifestaciones de la vida.
Oaxaca, México, febrero del 2014
Marco Antonio Vásquez-Dávila 
Edgar Alan Montaño-Contreras 
Clemencia Elizabeth Sánchez-Cortés